Este año un total de veintidós socios han participado en esta actividad. El coordinador del taller nos cuenta todos los entresijos de esta tradición tan arraigada en la Cuaresma sevillana
El Taller de Palmas Rizadas del Círculo Mercantil, en colaboración con la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina es, cada año desde hace ocho, un signo inconfundible de que nos encontramos a las puertas de vivir una nueva Semana Santa en la capital hispalense.
Andrés Martín, quien ha sido y es el encargado de impartir el taller en todas sus ediciones, eligió este lugar hace años por ser “uno de los sitios más emblemáticos para hacer las palmas”. Según el experto en este arte: “El patio parece que lo requiere. La luminosidad que tiene este patio no se encuentra en cualquier otro lugar”.
Aunque en las clases que ofrece Andrés se trata esta labor como el arte que es, el creador de esta iniciativa nos explica que el sentido de la palma es esencialmente religioso: “El Domingo de Ramos se llama así porque fue, según la Biblia, cuando Jesucristo entró entro en Jerusalén rodeado de una muchedumbre con palmas y ramos de olivos en las manos. Esas palmas que se bendicen el Domingo de Ramos se colocan en los balcones y, cuando se aproxima la festividad de la Inmaculada, se descuelgan, se trocean, y se meten en bolsas hasta la Misa de la Candelaria. En esta misa, se queman esos trozos de palmas rizadas y, las cenizas del Miércoles de Ceniza salen de ahí”, nos explica Andrés para entender esta tradición.
De esta forma, se bendice tres veces lo mismo, en un ciclo que vuelve a reencontrarse una y otra vez: el Domingo de Ramos, bendecimos la palma; en la Misa de la Candelaria, se bendice la llama; en el Miércoles de Ceniza se bendicen, como su propio nombre indica, las cenizas. Por tanto, para poder llevar a cabo todo este proceso, es indispensable la figura del primer elemento: la palma rizada.
A pesar de que trabajar la palma es una labor de especial dificultad, Andrés nos cuenta que los alumnos que acuden a sus talleres llegan, en su mayoría, sin tener conocimiento alguno de este arte y, a través de algunas nociones básicas, comienzan a trabajar el material: “Es algo muy básico, porque está diseñado como si se hiciera una trenza en el pelo. Comenzamos con tres cabos. El inicio es la moña y, de ahí, se empiezan a enseñar otras técnicas como la rejilla, y a complicar un poquito la vida al alumno”, reconoce el artífice de la palma que nuestro balcón luce cada Semana Santa, “pero al final todos lo suelen sacar”.
El encargado de promover esta iniciativa está acostumbrado a que las plazas disponibles se agoten cada año en nuestra entidad. Sin embargo, en esta edición, se muestra especialmente satisfecho. “Este año hemos realizado tres cursos que están llenos de alumnos. Estoy muy contento, porque parece que el Mercantil atrae a estas personas, me preguntan mucho cada año cuándo son los cursos”, comenta Andrés. Además, como novedad y para favorecer la participación de nuestros socios, este año la entidad ha subvencionado parte del importe del taller y un total de 22 alumnos se han sumado a esta actividad. Un hecho que valoramos desde el Círculo Mercantil al contar con la participación activa de la masa social en las actividades organizadas en la sede de Sierpes.
Sin duda, el éxito de este taller radica en que, partiendo de cero, los alumnos aprenden a rizar sus palmas y, después de tres días, obtienen como resultado una palma rizada íntegramente hecha por ellos. Un mérito que, indiscutiblemente, reconocemos a Andrés por ser el alma de esta iniciativa tan señera en la Cuaresma sevillana.