En los preámbulos de vida del Centro Mercantil se fueron incorporando como socios una nómina de artistas del mundo de las artes plásticas y musicales. Una realidad que no debe extrañar al lector ya que ellos mismos eran los fundadores de sus propios talleres y, por tanto, también pertenecientes al ámbito comercial.
Obra titulada “Rincón de Sevilla”, dibujo, 1905, realizado por Francisco Anaya y León
En estos años de finales del siglo XIX, la creación artística sevillana estaba en auge contando con profesionales que fueron definiendo una excepcional escuela con una amplia proyección artística en la ciudad.
Entre los nombres que vamos a tratar en este artículo se encuentran el escultor Gumersindo Jiménez Astorga; pintores como Augusto María de Quesada y Vázquez, Manuel Cabral Bejarano, Antonio Rodriguez Téllez y Francisco Anaya y Leon; ilustradores de revistas y periódicos como Teodoro Aramburu y Murua; el pintor y fotógrafo Ricardo Aramburu y Murua; ilustres artistas del mundo de la platería como Manuel González de Rojas y Sousa y José de la Vega González de Rojas o el músico, Luis Leandro Mariani.
La escultura monumental, el retrato o incluso la propia tradición de la imaginería religiosa habían dejado una importante huella, aunque sin soterrar definitivamente la concepción clásica definida en el mundo del Barroco. Un genio como Antonio Susillo (1855-1896) puede ser un ejemplo considerable en la trayectoria de la escultura sevillana, cuya obra se proyectó más allá de la propia ciudad.
El Centro Mercantil no vivió ajeno al mundo artístico y renovador de la ciudad. En el listado conocido de socios -una joya de su patrimonio documental- han ido apareciendo algunos nombres de artistas que se incorporaron como socios, la mayoría constando como supernumerarios. Sería en la exposición realizada de la colección artística del Mercantil por sus cientos cincuenta años, cuando se pudo conocer los nombres de algunos de ellos.
Uno de los primeros artistas de los que tenemos constancia como socio fue Gumersindo Jiménez Astorga (1832-1902)- socio número 908-, escultor, que se incorporaría el 19 de marzo de 1873, aunque dado de baja en marzo 1874. En estos años, Gumersindo ya era un artista de reconocido prestigio habiendo sido nombrado en 1872 por la Diputación de Sevilla, profesor ayudante de las clases de Adorno de la Academia Sevillana. Nacido en nuestra ciudad en 1832, su nombre real era Gumersindo Gómez Tineo, adoptando el nombre de su padrastro, el escultor Gabriel Astorga, en cuyo estudio tuvo su verdadero aprendizaje creativo. En 1869 fundaría en Sevilla la Sociedad Protectora de Bellas Artes, dejando en estos años un amplio número de obras ejerciendo su papel como restaurador de imágenes. Entre ellas se encuentran los titulares de la Hermandad del Prendimiento, ya que en 1876 restaura la Virgen de Regla, a la que se uniría ya en 1898 la Esperanza de Triana. Esta fue la primera de las intervenciones más determinantes en la configuración de las facciones de la Virgen. Su faceta de escritor y divulgador de las artes, lo llevaría a colaborar con algunos periódicos como “Las Nobles Artes”, del que fue su director y ya al final de su carrera, redactaría su obra más importante el “Diccionario Universal biográfico de Pintores, Escultores, Arquitectos y Grabadores”.
Imagen de la Virgen de Regla atribuida a Gumersindo Jiménez Astorga
Uno de los primeros pintores que se incorporan en el Mercantil sería Augusto María de Quesada y Vázquez (1824-1891) en 1877 -socio número 1318. Aunque fue un pintor modesto, su trabajo fue varias veces reconocido siendo premiado en 1842 por la Real Sociedad Económica del País y conservándose algunas obras en la Diputación y el Ayuntamiento de Sevilla.
Ya bajo la presidencia de José Montes Sierra comienzan a incorporarse algunos artistas de renombre, como fue el caso en 1886 de Manuel Cabral Bejarano -socio número 3271-, uno de los más influyentes pintores del costumbrismo, cuyo renombre lo había alcanzado en las distintas menciones honoríficas que alcanzó desde mediados del siglo XIX en las sucesivas Exposiciones Nacionales y que le sirvió para convertirse en pintor honorario de Isabel II. Moriría poco tiempo después, en 1891.
Fiesta en el cortijo (1889) de Manuel Cabral Bejarano
Un pintor más modesto, pero digno de destacar fue el sevillano Antonio Rodriguez Téllez -socio número 2897-, que se incorporaría como socio el 10 de diciembre de 1886, dándose de baja febrero de 1887, Sería uno de los más importantes retratistas de la generación de 1880, contando con un estudio propio en la calle Sierpes, 14, aunque en el registro del Mercantil consta el 12. Fallecería a finales del siglo XIX[1].
Otro pintor que se incorporaría al Mercantil sería Francisco Anaya y Leon (1860-1930). Pintor de género y paisajista, residía en la calle Imperial cuando se incorpora como socio supernumerario al Mercantil el 14 de marzo de 1891. Éste también era muy activo en la labor arqueológica.
El Mercantil contaría al mismo tiempo con grandes ilustradores de revistas y periódicos, concebido como grandes genios de la creatividad artística. Tal fue el caso de Teodoro Aramburu y Murua -socio número 2850-, que ingresaría en el año 1886. Este artista participó en revistas satíricas como El Loro, El Alabardero, o El Renacimiento, ya en 1884. Participó en la ilustración de la serie de retratos para los Anales del Toreo, dirigido por Francisco Arjona. En 1874 constaba como fotógrafo residiendo en la calle Bailén, 23 de Sevilla, y tres años más tarde se marcharía con su hermano a la calle Sierpes, 112. Tuvo como discípulo al pintor Rafael Senet. Al mismo tiempo, se incorporaría su hermano, Ricardo Aramburu y Murua, pintor y fotógrafo. Sería recompensando con una mención honorífica por las fotografías que presentó en la Exposición Universal de París de 1900.
El mundo de la platería tuvo también una representación en el Centro Mercantil, en la que ya en 1870 aparecería la figura de Manuel González de Rojas y Sousa, diamantista domiciliado en la calle Manteros, 19. Otra de las figuras insignes sería José de la Vega González de Rojas –sucesor del anterior como platero de la duquesa de Montpensier–, que fue admitido el 6 de junio de 1886; y José González Valdés, aceptado el 1 de septiembre de 1899. Cabe mencionar la incorporación de algún grabador como fue el caso de Enrique López Lorenzi -socio número 1469-, domiciliado en la calle Manteros, 18, autor de la medalla conmemorativa de los restos de Colón (1899).
Un músico excepcional, muy joven entonces, con solo 18 años, como fue Luis Leandro Mariani (1864-1925), se incorporaría como socio supernumerario el 12 de octubre de 1882, aunque se daría de baja en octubre de 1889. Llegaría a obtener el Premio Nacional de Música en 1907, con su obra Tres Suites Española. Compuso varias zarzuelas, y fue organista. Su hijo sería también el compositor sevillano Emigdio Mariani Piazza (1864-1925).
José Fernando Gabardón de la Banda
Profesor de la Fundación CEU ANDALUCIA
Doctor en Historia del Arte y Derecho