Una vida profesional dedicada plenamente a la institución. Así se resumen los 41 años de Pilar Picchi como parte integrante del equipo de trabajadores del Mercantil, que con su entrega diaria se ha ganado un lugar insustituible en la entidad.
Pilar Picchi Rodríguez (25 de agosto, 1956) comenzó a trabajar en el Círculo Mercantil en el año 1.977 aunque si hablamos de pertenencia a la entidad habría que remontarse a 1.972, año en el que entró a formar parte de ella como hija de socio.
El Mercantil siempre ha sido, y como repite "seguirá siendo", un lugar muy importante en su vida ya que aquí se ha desarrollado de forma profesional y también personalmente.
En el ámbito laboral ha desempeñado diferentes puestos de trabajo y en todos ellos, se ha destacado por su entrega y dedicación, esforzándose y sacando adelante cada nuevo proyecto y adaptándose siempre a los nuevos tiempos. Comenzó como telefonista (1977-1989), pasó por bibliotecaria (1989-1993), administrativa (1993-2007) y responsable del Departamento de Actividades Culturales y Sociales y Presidencia (2007- 2018), puesto en el que se despide para pasar a la situación de prejubilación.
Desde estas líneas, aprovechamos la ocasión para agradecer a Pilar Picchi todo lo que ha aportado al Círculo Mercantil a lo largo de estos 41 años.
Carta de Pilar Picchi Rodríguez:
Aunque mi vida personal vinculada al Círculo Mercantil comenzó allá por el año 1972, hace 46 años, mi trayectoria profesional y laboral se inició en octubre de 1.977, hace justo ahora 41 años. Aunque llevo tiempo concienciándome de que esta etapa empieza su recta final, no fue hasta el pasado 13 de septiembre durante la inauguración del curso cultural 2018/19 y cuando el presidente, D. Práxedes Sánchez Vicente y su Junta Directiva, me dedicaron un emotivo homenaje por mi prejubilación y con motivo del 150 Aniversario, algo que agradezco enormemente, cuando comprendí que había llegado la cuenta atrás.
No es fácil despedirse después de 41 años, pero me gustaría dedicar algunas de mis reflexiones de estos últimos días. Quisiera comenzar dando las gracias a mis superiores, quienes me permiten esta oportunidad única -y seguramente la última - para expresar de manera general mi agradecimiento a todos los que representan al CMI: todo el Cuerpo Social, Juntas Directivas, Compañeros y Colaboradores.
Al despedirme se acumulan sentimientos distintos ya que me produce cierta nostalgia y algo de tristeza recordar tantos momentos vividos. Durante todos estos años en el Mercantil, aprendí a desempeñar tareas distintas en diferentes puestos de trabajo, tanto en las Instalaciones Deportivas como en la Sede Social de Sierpes. Gracias a ellos perdí el miedo a “meterle mano” a todo lo que se me ponía por delante; aposté siempre muy alto y ello me ha permitido que hoy por hoy esté tranquila porque me dediqué plenamente a mi trabajo derrochando energía, empeño, coraje, pero sobre todo pasión y me consta que hay personas que así lo han reconocido.
Durante tantos años compartiendo sueños, esfuerzos y avatares, alegrías y tristezas, inquietudes y proyectos, me voy como trabajadora contenta por haber alcanzado tanto, y porque tuve la suerte de rodearme de gente muy capaz que me ha ayudado a levantarme en los peores momentos, dándome consejos que me han servido para encontrarle sentido a todo y ser mejor persona.
El trabajo en el Círculo Mercantil se convirtió en mi mayor terapia, siendo el mayor de mis retos resistir importantes cambios que me hicieron crecer al lado de mis compañeros, de quienes he aprendido mucho. No hay ninguna profesión que pueda compararse en grandeza, ni oficio más privilegiado que aquél al que te dedicas con ilusión y entusiasmo, en el que disfrutas digna y trascendentalmente. En todo ello, influye de una manera condicionante la educación que me dieron mis padres y que compartí con mi marido, basada en los valores del amor, honestidad, respeto, solidaridad y humildad que siempre he intentado trasladar a mis hijos.
Y por supuesto algo esencial.
La vida misma me permitió estar más cerca de este gran Cuerpo Social que tanto cariño me ha demostrado y que es totalmente recíproco. El valor y respeto que me dieron cada una de las Juntas Directivas, la apuesta y confianza depositada en mí por el actual Presidente quien me cogió de la mano para emprender el camino de crear el Departamento de Actividades Culturales; las enseñanzas del Director Gerente quien me ha guiado en cada nueva experiencia y novedades a las que me tenía que ir adaptando, y de mis compañeros, de los actuales y de los que ya no están, pero que han pasado por el CMI y han compartido y convivido conmigo. Gracias por su paciencia, tolerancia, afecto y apoyo, me cuesta creer que ya no trabajaremos juntos.
En un año tan importante, bonito y especial, me despido con un hasta luego, esperando que nuestra cercanía siga viva, porque me voy de mi puesto de trabajo, pero nunca me iré del Mercantil.
Gracias a todos, por tanto, con la seguridad de que voy a extrañarles muchísimo.
Pilar Picchi Rodríguez