En muchas ocasiones, los empleados pasan desapercibidos en la propia historia y no se les da la importancia que muchos de ellos tuvieron en la evolución de las instituciones. Ellos forman lo que la historiografía contemporánea denomina la intrahistoria, es decir, la historia íntima, la del día a día, convirtiéndose en uno de los pilares más significativos para el desarrollo y evolución de la sociedad.
En la mayor parte de los casos, sus nombres fueron perdidos, ni siquiera anotados, al no darles la importancia que en sí mismo tuvieron. Y quizás conociendo a muchos de ellos, hubiéramos podido descubrir aspectos de la propia institución que nunca se recogieron en los libros de actas de las Juntas Generales de Socios ni de las Juntas Directivas.
En el caso del Círculo Mercantil de Sevilla, hemos tenido la suerte de encontrar entre las páginas de las actas de las Juntas Directivas la nómina de muchos de estos empleados. En los primeros años de la historia del Mercantil conseguir alguno de estos puestos era muy importante para amplios sectores de la sociedad, ya que eran salidas profesionales de personas provenientes de las áreas rurales que solventaban en cierta medida la escasa oferta que el tejido productivo les daba. El cargo más importante era el de Conserje, al que se unió el del Cobrador, que se encargaba de poder hacerse con el pago de las distintas cuotas de los socios. También estaba el Secretario Bibliotecario, ya que el Servicio de Lectura era muy demandado. Más tarde, se añadió el Servicio de Repostería y con él serían contratados los camareros, que fueron creciendo a medida que fue aumentando el número de socios. Esto último creó la necesidad de incorporar el servicio de Guardarropa e incluso de Coches. Una de las curiosidades a las que se ha tenido acceso es que, desde un primer momento, el personal pudo contar con un servicio de enterramiento e incluso de pensión en caso de muerte. Con ello, podemos confirmar que el Centro Mercantil era una de las instituciones que mejor supo proteger a su personal en este periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principio del siglo XX.
La historia original del personal del Mercantil comienza el 20 de febrero de 1870, con el nombramiento de una Comisión encargada de proponer la servidumbre para este Centro. Sabemos que el nombre del personal y sus respectivas ocupaciones profesionales fueron los siguientes:
Conserje: Don Antonio Fortun.
Cobrador: Don Francisco González.
Camarero: Don Joaquín Velázquez.
Camarero: Don Francisco Berdugo.
Camarero: Don Carlos Wals.
Camarero: Don Eugenio Enrique Gómez.
Camarero: Don Francisco Yunquer.
Camarero: Don Antonio Fernández.
Camarero: Don Antonio Pérez y Juan de Ayala.
Unos meses después, el 9 de octubre de 1870, fue nombrado camarero Antonio Benjumea. El 15 de mayo de 1870 se acordaron los sueldos y haberes que debían de disfrutar los empleados: Secretario Bibliotecario (seis mil reales anuales); Conserje (doce reales diarios, con las habitaciones que ocupaba en el local); Cobrador (el 3% de las cantidades que pudiera obtener por las cuotas mensuales); y Porteros y Camareros (ocho reales diarios)
Ya al comienzo del siglo XX, el personal del Mercantil de Sevilla se iría acrecentando. Bajo la presidencia de Montes Sierre (año 1912), podemos apreciar el amplio personal especializado en diversas tareas. Para las funciones de Biblioteca y Salón de Lectura se nombró a Juan Campos Rodríguez con el sueldo de dos mil pesetas diarias, y con algunas gratificaciones mensuales y para el Servicio de Calle a José León y León con una peseta diaria (Junta Directiva de 2 de marzo de 1912, p.39). El cargo de Guardarropa fue cubierto por Juan Portales, que renunció al mismo, siendo fue sustituido por Joaquín Oriza (Junta Directiva 14 de octubre de 1912, p.47). Cuatro años después, en septiembre de 1916 consta la muerte de Joaquín Oriza así como la respectiva donación que realizó el Mercantil a su viuda y los gastos del entierro, sustituyéndolo en el cargo José Labato (Junta Directiva de 27 de septiembre de 1916, p.135).
También hemos tenido acceso al nombre de los camareros de estos primeros años del siglo XX, detectándose ceses por parte de la Junta como fue el caso del camarero Juan Campos (Junta Directiva 14 de octubre de 1912, p.48). A la camarera María García se le concedió una pensión de una peseta y cincuenta céntimos diaria (Junta Directiva de 13 de diciembre de 1912, pp.50-51), siendo nombrada Eloísa García, cuya jornada laboral comprendería entre las doce de la mañana hasta las once de la noche, con el sueldo de una peseta y cincuenta céntimos (Junta Directiva 18 de enero de 1913, p.58). Unos meses después, debido a su mal estado de salud se acordó su retirada y la asignación de una pensión mensual de seiscientas pesetas (Junta Directiva de 3 de noviembre de 1913, p.69). En julio de 1916 murió el camarero Antonio Marín, y con tal motivo, se le concedió a la viuda cien pesetas y se asumieron los gastos del enterramiento (Junta Directiva de 19 de julio de 1916, p134). Igualmente, sabemos de la existencia de un empleado llamado Baldomero, que trabajaba en los meses de verano en la caseta, y que incluso se le concedía una gratificación anual (Junta Directiva de 30 de noviembre de 1916, p.136).
En 1917, los sueldos de los empleados se incrementaron quedando en los siguientes términos: Conserje (200 pesetas mensuales) Auxiliar (175 pesetas mensuales); Porteros (tres pesetas diarias); y Camareros (2.50 pesetas diarias). (Junta Directiva, 9 de octubre de 1917, p.158).
El servicio de repostería.
En 1912 se volvió a poner en concurso y para ello se nombró a una Comisión formada por los Vocales Hortal, Muñoz Barrios, y García de la Mata (Junta Directiva de 4 de julio de 1912, p.45), acordándose colocar un anuncio en la portería por término de doce días (Junta Directiva de 10 de julio de 1912, p.45), siendo finalmente nombrado Juan García Izquierdo como adjudicatario del servicio (Junta Directiva de 25 de julio de 1912, p.46). En 1914 fue sustituido por Juan Díaz Portillo, que a su vez había enviado una carta a la Junta Directiva notificándole que había adquirido en pleno dominio todos los enseres de la repostería anterior, aceptando incluso las condiciones del contrato que había mantenido con Juan García Izquierdo, así como la obligación de satisfacer los tres trimestres que tenía en descubierto (Junta Directiva de 12 de junio de 1914, p.81).
Nuevos empleados y sueldos
A partir de 1919 fueron apareciendo nuevos nombres de personal: José Díaz como Conserje y Antonio Petit como Auxiliar de Secretaría (Junta Directiva de 6 de febrero de 1919, p.218). Se acordó por la Junta Directiva que el Conserje debía de vestir cuando estuviera de servicio traje negro de calle, hasta que se resuelva sobre el uniforme que había de usar (Junta Directiva de 13 de febrero de 1919, p.220). Entre los nombres que hemos conocido se encuentra también el de Sebastián Bravo, encargado del Servicio de Coches y Antonio Segura, del Servicio de Billar, quienes tendrían un sueldo de 2´50 pesetas diarias; José Lobato, encargado del Guardarropa y Cayetano Bueno en el Servicio de Botones (Junta Directiva de 13 de febrero de 1919, pp.220-221), siendo despedido el botón Federico López unos meses después (Junta Directiva de 13 de marzo de 1919, p.225). El 3 de julio de 1919 se admitió como botones a Francisco Moreno Bordallo (Junta Directiva de 3 de julio de 1919, p.236).
El 4 de diciembre de 1919 se establecieron nuevos sueldos a cada uno de los miembros del personal. Este es el documento más fehaciente de la historia del personal que se registró en el libro de actas del 4 de diciembre de 1919 ya que en él aparecen los nombres y sus respectivos sueldos. El personal estaría formado por los siguientes miembros:
José Díaz Archineli 300 pesetas mensuales.
Antonio Pettit 100 pesetas mensuales.
Baldomero Benítez 90 pesetas mensuales.
José María Flores 120 pesetas mensuales.
Miguel Gutiérrez 90 pesetas mensuales.
Luis Nuñez 105 pesetas mensuales.
Enrique Rivero 105 pesetas mensuales.
Manuel Boza 105 pesetas mensuales.
Manuel Valle 115 pesetas mensuales.
José Jiménez 115 pesetas mensuales.
José Lobato 145 pesetas mensuales.
Cristobal Cabello 90 pesetas mensuales.
Antonio Caspa 105 pesetas mensuales.
Francisco Román 105 pesetas mensuales.
Fernando Gutiérrez 105 pesetas mensuales.
Manuel Sousa 90 pesetas mensuales.
Juan Guijo 105 pesetas mensuales.
Salvador Bancalero 105 pesetas mensuales.
Sebastián Bravo 135 pesetas mensuales.
Manuel Ramos 105 pesetas mensuales.
Francisco Reguera 105 pesetas mensuales.
Claudio Romero 60 pesetas mensuales.
Cayetano Bueno 40 pesetas mensuales.
Francisco Moreno 40 pesetas mensuales.
María Siles 60 pesetas mensuales.
Encarnación Rangel 60 pesetas mensuales.
Carmen Mendoza 45 pesetas mensuales.
Asunción Galindo 45 pesetas mensuales.
Ana García 45 pesetas mensuales.
María García 52.50 pesetas mensuales.
Carmen Moreno 32.50 pesetas mensuales.
Eloísa García 32.50 pesetas mensuales.
Carmen Montañez 45 pesetas mensuales.
(Junta Directiva de 4 de diciembre de 1919, pp.255-256).
Es curioso el acuerdo, y por eso lo incluimos en este artículo, al que llegó la Junta de adquirir para el portero de la calle Sierpes un capote de abrigo y dos impermeables con capuchas para los botones (Junta Directiva de 13 de noviembre de 1919, p.253). Continuando con los empleados, María Siles fue una de las limpiadoras más veteranas del Centro Mercantil, acordándose su jubilación el 8 de enero de 1920, con 32´50 pesetas mensuales en vista de los años de servicios que ha prestado en la casa y de encontrarse inutilizada para el trabajo según certificado facultativo que presentó (Junta Directiva de 8 de enero de 1920, p.262). A Claudio Romero, que desempeñaba el cargo de dependiente, se le incrementó el sueldo en media peseta diarias (Junta Directiva de 25 de marzo de 1920, p.273). Juan Guijo, el mozo de los billares, obtuvo un donativo de cincuenta y cinco pesetas para pago de asistencia médica (Junta Directiva de 8 de abril de 1920, p.275). Manuel Petit, el auxiliar de secretaría, tuvo un incremento del sueldo en febrero de 1920 en 25 pesetas mensuales (Junta Directiva de 19 de febrero de 1920, p.269). En octubre de 1920 al morir el repostero Juan Díaz y quedar su puesto vacante, la Junta acuerda que sus hijos continúen dirigiendo la repostería del Mercantil (Junta de 14 de octubre de 1920, p.299), algo que finalmente no aceptaron, siendo designado José Verdugo, cuyo nombramiento tuvo carácter provisional, sujeto a la decisión final de la Junta Directiva (Junta Directiva de 21 de octubre de 1920, p.300).
Proyecto de Barbería y nuevo servicio de Coches
El proyecto de la instalación de una barbería en el Mercantil para los socios suscitó la presentación de algunos solicitantes como fue el caso de Manuel Parragán, que el 1 de julio de 1920 envió una instancia al presidente del Centro Mercantil:
Sr. D. Augusto Peyré.
Presidente del Círculo Mercantil de Sevilla.
El que suscribe, Manuel Parragán, con domicilio en esta capital, calle Antonio Díaz, nº 21, y de profesión barbero, tiene el honor de exponerle lo siguiente: Que enterado que ese Círculo de su digna Presidencia va a instalar una peluquería en el mismo y como el que suscribe ha prestado sus servicios durante varios años en la calle Sierpes y en la actualidad en el Círculo de Labradores, es esta por lo que solicita se le conceda la peluquería de dicho Centro.
Sevilla, 1 de julio de 1920
Manuel Párraga.
Un servicio de coches fue también asignado al Centro Mercantil mediante el proveedor, José Pazos. Una entidad mercantil fundada en 1860, que era a su vez proveedora de SS. AA. RR Condesa de París y los Infantes Don Antonio y D. Luis Fernando de Orleans, así como de las instituciones sociales el Casino Sevillano, el Nuevo Casino, el Círculo de Labradores y la Peña Liberal.
Con el análisis de las primeras actas del Centro Mercantil hemos querido ofrecer a lo largo de estos capítulos una visión de los orígenes de la entidad y de los personajes que marcaron la historia de la entidad y su evolución. Entre ellos, los empleados tuvieron un papel muy importante creando la intrahistoria del Mercantil de Sevilla en sus primeros años.
Este artículo está dedicado a todo el personal del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla.
José Fernando Gabardón de la Banda
Profesor de la Fundación CEU ANDALUCIA
Doctor en Historia del Arte y Derecho