Nuestra socia, Cristina Mayor, docente de la Universidad de Sevilla volverá a viajar pronto a República Dominicana donde llevará todo el material que reúna con la ayuda de los socios.
“Inductio” es el nombre del proyecto liderado por el catedrático Carlos Marcelo y del que forman parte cuatro personas más, entre ellas, se encuentra nuestra socia Cristina Mayor. Un proyecto basado en el acompañamiento de profesores que se incorporan a la actividad docente financiado por el Ministerio de República Dominicana y con el que, sin pretenderlo, están prestando ayuda a niños que viven en condiciones de vida muy precarias.
Tras muchas visitas durante el último año al colegio donde imparten sus cursos, Cristina y sus compañeros se alertaron de la situación en la que vivían en los colegios donde forman a los profesores y acompañantes e hicieron contactos con la Fundación Sembradores de Esperanza situada en Santo Domingo, una organización sin ánimo de lucro fundada en el año 2002 donde contribuyen a mejorar las condiciones sociales de niños y mayores. En su última visita en el mes de noviembre el equipo del proyecto colaboró donando material escolar que llevaron gracias a la solidaridad de amigos y familia.
Pero esto sólo fue el principio. En esa misma visita, realizaron algunas excursiones a otros puntos del territorio llevando encima parte del material que les había sobrado e hicieron parada en un orfanato de un pueblo llamado Azua donde en sus colegios los niños “tenían que hacer cola para utilizar los lápices”, nos cuenta Cristina. Las responsables de este orfanato, que acoge a niñas de entre 5 y 18 años que han sufrido abusos o han sido repudiadas, son carmelitas dedicadas a hacer la vida más fácil en este lugar que no cuenta con televisión ni ningún tipo de tecnología, “por eso nos solicitaban material de entretenimiento como libros de lectura con los que poder hacer su tiempo de ocio más ameno”.
El viaje continuó y, aunque ya el material escaseaba Cristina y su compañero Paulino aún contaban con cuadernos, bolígrafos o dulces que no dudaron en regalar a esos otros niños que encontraron en la calle de Pedernales, un pueblo muy cerca de Haití. Allí, la realidad con la que se encontraron fue muy dura, al ver a pequeños “descalzos, con ropa muy estropeada”, reconoce nuestra socia, “pero felices de ver todos los regalos que les íbamos dando”, recuerda.
Un viaje que caló en lo más hondo de Cristina que, volverá muy pronto a República Dominicana y, espera hacerlo con su maleta cargada de la generosidad de los socios. “El próximo 17 de febrero, uno de mis compañeros volverá a visitar la zona para uno de los cursos presenciales que tenemos que hacer”, explica.
En esta ocasión, además de material escolar como libros, libretas o bolígrafos, quieren aportar ropa y, “sobre todo zapatillas deportivas porque da muchísima pena ver a esos niños descalzos jugando al beisbol en terrenos muy duros”, advierte Cristina.
Así pues, animamos a todos nuestros socios, que siempre se han destacado por su generosidad, a dejar en nuestra Secretaría de Deportes todo aquello que puedan tener almacenado en casa y que se encuentre en buen estado para que, tengan esta nueva vida tan necesaria para otros niños.