Esperanza Ramírez y José Fernando Gabardón de la Banda son los dos expertos encargados en el trabajo de clasificación, documentación y creación de un libro que refleje la historia viva del Mercantil en su 150 aniversario.
"Es una labor lenta pero muy apasionante". Así se podría resumir en palabras de Esperanza Ramírez, personal de administración y servicios de la Universidad de Sevilla y destinada en el área de investigación, el trabajo que desde hace unos meses le hace visitar en algunas tardes de su tiempo libre, la Sede Social de Sierpes.
La Sala de Juntas del Círculo Mercantil se ha convertido en un emplazamiento propio de científicos e investigadores donde los libros de actas y los múltiples archivos sin clasificar están siendo sometidos a examen por parte de la que fuera comisaria de la exposición de la Trinidad el pasado mes de junio. "Tras esta colaboración, Práxedes nos reunió a mí y a mi compañero y amigo José Fernando Gabardón de la Banda y nos comunicó que dentro de dos años se cumpliría los 150 años de la Entidad y para ello se editaría un libro con su historia". Pero antes de llegar a ese fin quedaba una ardua tarea: la de conocer su historia a través del Archivo.
Por ello, comenzó una labor dividida en dos partes: Por un lado, el trabajo de clasificación de ese ingente Archivo con más de un siglo de documentos, que servirá de base para toda la investigación que ayude a realizar el libro definitivo, que sería la otra parte. "La documentación se encuentra físicamente pero nadie sabe el contenido que presenta, a través de este trabajo, se abrirá a los futuros investigadores un campo nuevo de estudio", explica Esperanza.
Aunque como es de esperar esta tarea es lenta en estos dos años se intentará realizar un cuadro de clasificación lo más exhaustivo posible, no obstante, "tendremos que seguir trabajando sobre ello para dejar terminada esta gran empresa", asegura Esperanza.
Entre tantos documentos, esta colaboradora que altruistamente está dedicando su tiempo y conocimientos a ordenar y mostrar la historia de la Entidad descubre en cada visita aspectos desconocidos "tanto para mí como supongo para los socios", comenta. Como por ejemplo que, la institución no sólo se limitaba a dar cobijo a los comerciantes sevillanos, con actividades de ocio, sino que se preocupaban de la formación, impartiendo materias tradicionales y cursos de idiomas, recogían las leyes relacionadas con el comercio y todas las normativas destinadas a este sector. Por tanto, "espero encontrar nóminas, listado de clases, actas con las notas y todo un sinfín de documentos que nos acercará a la historia viva de Sevilla en esta época, a través de la institución", concluye la investigadora.
Un trabajo que, sin duda, ayudará al socio a conocer y sentirse orgulloso de pertenecer a una Entidad más que centenaria que ha sido muy significativa en la historia de la ciudad de Sevilla y , por ende, para el sevillano de a pie.