El pasado sábado 23 de octubre el grupo de senderistas del Círculo Mercantil disfrutó de una ruta de altura, partiendo de Vilaluenga, el pueblo más alto de la provincia de Cádiz hasta llegar a Montejaque.
Este mes de octubre arrancó nuestra actividad de senderismo de la temporada que, cada vez, reúne a un grupo más amplio de socios. En esta ocasión, la ruta propuesta de Villaluenga a Montejaque, en el entorno de la Sierra de Grazalema discurrió por paisajes amplios conducidos en todo momento por nuestro experto en senderismo Tato que, como siempre, nos cuenta en primera persona la experiencia:
“Esta vez, iniciamos la temporada con buen pie y a las 7 de la mañana del sábado 23 estaban todos los senderistas saliendo de las puertas del Mercantil hacia la Sierra de Grazalema, donde iniciamos la caminata. Concretamente, en Villaluenga del Rosario, el pueblo más alto de la provincia de Cádiz.
De camino, el desayuno en la venta "Las Piedras" de Montellano, rápido y bien, aunque inédito para nosotros, fue propuesto por el chófer, Antonio.
Ya en el punto de comienzo y con las fachadas del pueblo blanco detrás, tomamos el popular camino que sube al Puerto de las Viñas, pista de hormigón que muchos de los que se acercan en vehículo propio se evitan dejando éste en un aparcamiento que hay arriba.
En este punto entramos en una sucesión de bosque, pradera y montaña que hace las delicias de nuestro fotógrafo de cola, Antonio, que tan amablemente se prestó a cerrar el grupo controlando a los más lentos para que no se quedaran atrás. (Gracias, Antonio)
En la subida al Puerto del Correo, nombre que le viene por el uso del cartero encargado de llevar la correspondencia a los cortijos del largo Llano de Líbar, se estiró bastante la fila por la pendiente y la dificultad del paso con zapatillas sobre piedras puntiagudas de las que tanto abundan en estas sierras. Una vez superado, ya en el poljé entre los paredones de caliza, todo fue pista ancha y paisajes inmensos con final en bajada (quizás lo más duro para las piernas desacostumbradas) hasta llegar al pueblo de Montejaque donde, debido al ritmo del grupo, decidí no intentar el segundo tramo propuesto. Acabando el día en una agradable terracita de la plaza del ayuntamiento, tomando café o cerveza dependiendo de cada quien.
De ahí al bus y en un relajado viaje de vuelta que finalizó a las 7 en la puerta del Mercantil”.