El pasado sábado tuvo lugar la primera ruta senderista en la que el grupo recorrió unos 15 km. por la sierra de Aracena.
El pasado sábado 29 de septiembre, la sección de senderismo comenzó las rutas de la temporada con una salida por las riberas de Santa Ana y Alájar. Como viene siendo habitual, Tato, nuestro gruía particular nos cuenta la experiencia a través de sus palabras:
Salimos a las 8 desde las instalaciones del Mercantil hacia el pueblo de Alájar en la Sierra de Aracena, parando de camino a desayunar, como es costumbre, en Arroyo de la Plata.
Ya allí se preveía que los 28°C de máxima que habíamos visto en el pronóstico se iba a quedar corto, muy corto.
Llegados a la aldea de El Cabezuelo, perteneciente a Alájar, dejamos el bus en un aparcamiento de tierra junto a la carretera y comenzamos la ruta en sí. El trazado original que había preparado la semana anterior me pareció algo duro, dadas las condiciones ambientales que se adivinaban; así que lo invertí, comenzando por la cuesta más larga en bajada.
Este primer tramo, siempre junto al río Alájar, en descenso y bastante sombreado, pasando por algún mirador sobre la garganta y cruzando el cauce sobre piedras en un par de ocasiones, se hace entretenido y, aunque ya hay quien se empieza a quejar de que el camino es muy irregular por lo pedregoso del terreno, a la mayoría le llama la atención la cantidad de musgo y helechos que se pueden ver sobre los muros que flanquean el sendero y en los troncos de las encinas, algunas de ellas hendidas y negras por rayos de años anteriores.
Tras separarnos de la corriente del Alájar, vamos abriendo y cerrando portillas tras nosotros mientras atravesamos una zona de dehesas de ganado bastante seca. Es, junto con el par de kilómetros finales, la única zona plana del día.
A las vacas no parece importarle gran cosa nuestra presencia; pero, aun así, hay quien se siente intimidado en presencia tan cercana de semejantes madres con terneros y, sobre todo, al pasar junto a un formidable semental, que tampoco nos hizo ningún caso.
Ya llegando a la garganta del Santa Ana el trazado se muestra ascendente y, aun no siendo fuerte la pendiente ni larga, el sol pegaba de plano y a los no acostumbrados se les hizo difícil.
Con un par de casos de asolamiento, que no revistieron mayor gravedad que descansar un rato a la sombra y la aportación, por parte de un senderista del grupo, de bebida isotónica; llegamos a la poza donde se paró a comer y remojarse en las frescas y limpias aguas del río.
Desde este punto, ya con todo el personal repuesto y aliviado del calor, y caminando por amables senderos junto al cauce, alcanzamos el punto donde habíamos aparcado el bus.
Tras una parada técnica de cafelito y botellas de agua fresca, regresamos a Sevilla donde llegamos sobre las 18.30 h
La próxima salida será a "Patrite al pico del Montero", para el sábado 27 de octubre, de la cual informaremos a través de nuestras informaciones.